Wednesday, September 13, 2006

La vida entera


... contemplaba atenta mientras los niños jugaban descalzos, corriendo y sudando por el jardín. Después, sin miedos o temores a bacteria malignas, se tumbaban en el pasto, mientras aquel viejo perro les lamía la cara.

Jugaban como niños, despreocupados, libres, sin pensar en malditas enfermedades genéticas, con nombres extraños, enfermedades que si no se hubiesen entrometido en su plácida vida, nunca habría llegado a conocerlas.

... los miraba atenta, envidiosa, con una leve tristeza que comenzaba a contaminar su alma y lo recordaba a él, a su mágico milagro, a aquel frágil ser que le había cambiado la vida. Recordaba como debía cambiarse ropa después de correr un poco, como sus tibios pies no podían caminar libremente por el húmedo pasto, como jamás pudo dejar que su querido perro se le acercara.

"Todo esto no es justo" meditaba cuando lo escuchó y sintió su risa fresca que la alejaba de todas sus miserias.

Lo vió alegrarse mientras sostenía una dura batalla con sus soldados.

Sus ojos le sonrieron y volvió a escuchar que él la amaba.

Entonces comprendió que la vida no era justa o injusta, sólo era eso: vida.

Y mientras su pequeño ángel le sonriera, no importaban bacterias malignas, ni pies descalzos, ni malditas enfermedades genéticas.

Su sonrisa podía iluminar la vida entera, su sonrisa era la vida.

(Dedicado a mi pequeño ángel)

1 Comments:

Blogger Gabriela said...

A veces la vida es tan injusta y nos hace estar de rodillas esperando que no nos deje, y cuando vemos que no podemos hacer nada por arreglarlo, solo nos queda llorar.
A veces también por estas mismas miserias que golpean nuestras vidas, dejamos de creer en dios y en su amor infinito.
Besos amiga

5:13 PM  

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